Finaliza el año y un ciclo más se está cerrando.
Fue un año de maravillosos momentos y grandes desafíos.
Se han ido seres queridos y han nacido nuevas esperanzas de gozosa Humanidad.
Hemos compartido lágrimas alegres y nostálgicas, risas calmas y sonoras carcajadas.
Hemos compartido sabrosos alimentos, bebidas mágicas y una que otra "tentación" gastronómica.
Hemos danzado y cantado.
Hemos reposado.
El encuentro de este año cierra un círculo importante y abre la mirada y la intención a nuevas formas de compartir la Sabiduría Ancestral Femenina y la Sabiduría Ancestral Masculina; de la importancia de continuar integrándolas, de recuperar el regocijo y encuentro de antaño. De continuar esa intención de darle Espacio y Compromiso al Amor Verdadero, de cuidar los vínculos de Apoyo y Afecto, de observarnos y escucharnos.
Hemos estado en contacto con nuestra naturaleza interna y con la Bella Madre Tierra que nos muestra a través de su variedad nuestra diversidad. Hemos dejado morir aspectos que nos limitaban y propiciado el nacimiento y crecimiento de nuevas formas de expresar nuestra Autenticidad.
Hemos estado escarbando raíces, enderezando troncos y batiendo ramas. Hemos florecido y hemos dado frutos de diversos sabores y aromas. Hemos sido. Hemos Amado.
Gracias a todos los hombres y todas las mujeres que tejiendo vida han tejido canasto y han circulado por los territorios internos y externos donde hemos cruzado sendas, pensamientos y especialmente sentimientos. Ha sido muy grato el compartir.
Gracias por los bordados, las canastas, las trenzas, los poliedros, los aceites, los masajes, las semillas; gracias por ser parte de mi Vida, de mi Historia, de Mi, de Todo.
Nos vemos a mi retorno.
Adriana Marcela
AMARA
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